Proyecto de Ley Programa de Educación Alimentaria

Con este proyecto de ley proponemos la creación de un programa para que las instituciones educativas incorporen contenidos de la educación alimentaria como contenido curricular y además puedan acompañar el aprendizaje con prácticas que promuevan entornos saludables en la escuela, en comedores, en talleres, en los alimentos que sean proveídos u ofrecidos en los kioscos a los estudiantes, promoviendo hábitos saludables que puedan colaborar en la salud integral de cada miembro de la comunidad educativa.

Expediente Nº: D-55612/20

Tipo: PROYECTO DE LEY

PROYECTO DE LEY – De los diputados Núñez y Cesino, proponiendo crear el Programa de Educación Alimentaria.

Comisión: Educación, Cultura y Deporte

Fecha: 15-10-2020

Autor: Dip. Núñez, Rita Vanesa

Acompañantes: Dip. Cesino, Jorge Martín

Comisiones que tratan: EDUCACIÓN, CULTURA Y DEPORTE

Fundamentos

El aprendizaje es natural para la especie humana, nuestra capacidad de aprendizaje ha sido y es la clave de la evolución de la especie. La capacidad de aprendizaje de los niños es asombrosa, su mente es como una esponja, ávida de conocimientos que se adquieren prácticamente sin esfuerzo. Esta capacidad obedece fundamentalmente a las interconexiones neuronales, los científicos han comprobado que el ritmo del desarrollo cerebral es más rápido en los primeros años de vida, en los niños y niñas pequeñas las neuronas forman conexiones a un ritmo asombroso de 700 a 1000 nuevas conexiones por segundo; estas conexiones sinápticas tempranas constituyen la base de la neuroplasticidad, que subyace a la salud mental, física, emocional y social del niño y a su capacidad a lo largo de la vida de aprender, a adaptarse a los cambios y adquirir resiliencia psicológica.

La evidencia científica destaca la importancia del cuidado, buena salud, nutrición, y estimulación para todos los niños y niñas pequeños, especialmente para los que enfrentan condiciones adversas. La intervención temprana es la respuesta, porque con el tiempo se hace cada vez más difícil resolver el problema y se necesitan esfuerzos enormes para restablecer el camino adecuado del desarrollo cuando el cerebro de un niño no recibe lo que espera y necesita, especialmente en los períodos más rápidos y sensibles de su desarrollo durante las etapas tempranas de su vida y no siempre se logran resultados óptimos. La primera conclusión es que, la mejor oportunidad para que los niños y niñas aprendan es su más temprana infancia y que sin buena nutrición y estímulo afectivo y cognitivo, el cerebro se vuelve débil y vulnerable. Por ello, queremos introducir a través de este proyecto de ley, una visión más de la Educación Integral, que soñamos para los niños, niñas y adolescentes misioneros, proponiendo la creación e introducción de un Plan de Educación Alimentaria.

Existen factores socio culturales, económicos y ambientales que influyen en los hábitos y en la cultura alimentaria de la población. En algunos casos, estos factores pueden incidir de manera poco favorable en las prácticas alimentarias y en los estilos de vida. Por ello, consideramos que la educación alimentaria, desde los primeros años de escolaridad, constituye una estrategia fundamental para promover actitudes y hábitos saludables sostenidos en el tiempo, en toda la comunidad educativa. Poner en práctica la educación para una alimentación saludable implica la enseñanza de hábitos que comienzan a formarse desde los primeros años de vida, tanto desde el ámbito familiar como escolar; la familia y la institución educativa actúan, por lo tanto como agentes modeladores, por ello es que planteamos que el entorno saludable no sea solo escolar, sino que también la familia pueda constituirse y tornarse como un ambiente saludable. En el Nivel Inicial, la promoción y el mantenimiento de la salud de los niños es una responsabilidad que los docentes comparten con las familias.

En consecuencia, es necesario que la institución educativa asuma dentro de sus posibilidades, compromisos respecto del control sanitario de su población, de su alimentación, de los hábitos en los que quiere formar y de las condiciones que garanticen el desarrollo adecuado de las actividades en un marco de seguridad e higiene. Entonces, es parte de la educación inicial educar para la salud y sin dudas, enseñar a los niños a reconocer cuales son los alimentos adecuados para su salud, de modo que adquieran progresivamente nuevos hábitos alimenticios e incluso incorporar nuevos sabores y consistencias, hace a la salud alimenticia. Se propone que la enseñanza escolar ponga especial énfasis en el aprendizaje, reconocimiento y formación de hábitos saludables, formando a los niños, niñas y adolescentes para que no solo dependa de la institución educativa y el entorno familiar, si no que sean ellos mismos artífices de la apropiación de conocimientos y práctica de su alimentación saludable. Una adecuada alimentación incluye una proporción equilibrada en calidad y cantidad de nutrientes en el cual se incluye agua segura, permite que el organismo humano desarrolle una correcta fisiológica y un normal desarrollo anatómico, de la misma manera fortalece el sistema inmunológico al reducir riesgos de padecer enfermedades relacionadas a diferentes trastornos que acarrea la malnutrición. En contraposición a la alimentación saludable, la malnutrición tiene un impacto directo en el crecimiento, maduración y desarrollo de órganos y sistemas del organismo, generando consecuencias de vulnerabilidad a nivel biopsicoemocional de niños y niñas que redundan en su desempeño académico.

El cerebro y el sistema nervioso en su conjunto, son vulnerables a eventos neurontogénicos, es decir aquellos eventos que participan en la formación de este sistema, la falta de nutrientes puede producir irregularidades en las diferentes etapas de su desarrollo. Por ejemplo, sin la adecuada ingesta de lípidos puede haber una afectación negativa en la formación, el mantenimiento y la maduración del encéfalo. Como resultado de un crecimiento y desarrollo encefálico deficiente, la adquisición de habilidades básicas de aprendizaje como así también las ejecutivas (actividades mentales complejas, necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente al entorno y alcanzar metas) se verán perjudicadas ya que para ello se requiere de elementos básicos y estructurales del cerebro. Las dificultades durante el desarrollo del Sistema Nervioso Central se han relacionado con un pobre funcionamiento cognitivo, déficits atencionales, pérdida de interés y motivación del niño o niña.

Asimismo, puede ser un factor de riesgo para presentar diversos trastornos, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, trastornos de ansiedad, depresión, síndrome de fatiga crónica, entre otros. Y en esta oportunidad es dable de destacar la capacidad del cerebro de poder recuperarse de manera dinámica ante eventos que afecten su desarrollo como la malnutrición, gracias a la capacidad de neuroplasticidad que posee. Queremos evitar todo caso de malnutrición, queremos que nuestros niños, niñas y jóvenes misioneros reciban la educación necesaria para aprender la importancia de alimentarse en forma saludable, de adquirir hábitos físicos saludables y sostenidos en el tiempo, queremos una comunidad educativa correctamente informada y formada para poder transmitir estos conocimientos, que predique con el ejemplo y que toda la currícula, los alimentos, los mensajes que estén dirigidos a los estudiantes sean coherentes con este Plan de Alimentación Saludable y sea tomado muy seriamente como política pública.

Así también, entendemos que es necesario que existan entornos saludables, para que lo que se enseña en el aula, sea acompañado y sostenido en la comunidad y en las familias, por ello este proyecto habla de entorno escolar saludable y entorno familiar saludable. La institución educativa se destaca como un ámbito de gran relevancia para implementar acciones de promoción de la salud, ya que es un espacio privilegiado de socialización y aprendizaje, en el que día a día se construyen y aprenden prácticas que forman y formarán parte de la vida cotidiana de niños y niñas. Las institución educativas se constituyen en la zona ideal para el desarrollo de la educación alimentaria, ya que atienden a los niños y niñas en la etapa en que sus hábitos están siendo formados. El objetivo es que la institución educativa no solo se centre en el aprendizaje de la educación alimentaria como contenido curricular, sino que también acompañe esta educación alimentaria constituyéndose como un entorno en el que se promueva con la práctica, en los comedores, en talleres, en los alimentos que sean proveídos u ofrecidos en los kioscos a los estudiantes.

Es importante que en las institución educativas no solo se considere a la alimentación como un hecho biológico, sino también que la institución educativa conciba la alimentación y el acto de comer como un fenómeno social y cultural y que el momento de la comida en la institución educativa es una oportunidad para enseñar y aprender; concebir a la alimentación y el momento de la comida de una manera integral, como un espacio pedagógico que aborde no solo es aspecto biológico de la alimentación, sino también el sociocultural y de esta manera, promover la salud de la familia y la comunidad. “En una buena institución educativa, se realizan acciones que fortalecen las condiciones de salud, alimentación y seguridad física, emocional e intelectual de los alumnos en colaboración con las familias y organizaciones de la comunidad.” (Jarvis, 2012).

Ahora bien, hemos concebido el entorno familiar saludable como uno de los pilares de este plan, cada miembro familiar cumple un papel muy importante como referentes y modelos de los niños en la conformación de hábitos saludables. Es a través de las actitudes de los adultos que los pequeños pueden modelizar y promover conductas alimenticias saludables. Entonces, consideramos esencial la información a las familias, la invitación a que sean parte activa, de distintas maneras, de la educación de sus niños y niñas, concientizando sobre beneficios de una buena alimentación y consecuencias que impactan en el bienestar de los estudiantes en términos de malnutrición. Hablamos de una participación de las familias no solo en actividades escolares (ya sean curriculares o extra curriculares), sino también haciendo un ejercicio dentro de la familia, ofreciendo variedad y calidad de alimentos, propiciando las comidas como momentos de encuentro familiar, evitando distracciones como televisión, celular, etc. al momento de las comidas, fijar un horario estable, promoviendo la participación de los niños en la selección del menú, la preparación de los alimentos, etc.

Hemos dado grandes pasos en materia educativa, es uno de nuestros motores, pues creemos que la educación es el arma más poderosa para mejorar el mundo. Hemos legislado en materia de educación emocional, poniendo énfasis en la importancia de la inteligencia emocional; la ley de educación disruptiva fue el medio para introducir estrategias didácticas e innovadoras a las currículas escolares de los niños y niñas, asegurando el acceso, la calidad de la oferta, la tecnología de la información y comunicación para todos y como parte de una educación integral misionerista, queremos que los niños, niñas y adolescentes aprendan y apliquen a su vida la educación alimentaria, que sepan como, al alimentarse bien, contribuirán a su salud, que sepan que alimentos serán nutritivos y cuales otros pueden traer consecuencias negativas, que puedan valerse por sí mismos al buscar información sobre contenidos nutricionales, que tengan los conocimientos necesarios para elegir opciones saludables, que internalicen en su día a día los buenos hábitos del comer, beber y de la actividad física, que aprendan incluso a cocinar, preparar y elaborar comidas saludables.

Estaremos brindando una herramienta más a los niños y niñas de nuestra provincia, para que sean la base de un futuro sano y sustentable, un modelo a seguir para otras provincias, puesto que seremos pioneros en materia de educación alimentaria. Estaremos construyendo un pilar más en el cual podrán asentarse las bases de una sociedad formada, con plena capacidad de decisión sobre su vida y su salud.

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